Caníbales del fuego que tintáis las miradas
de penumbra
vuestros panes de acero solo alimentan la
devastación.
Con manos de furia prehumana os jactáis de la
caza de niñas de barro
engendraréis paupérrima sangre sometida.
Parad ya de inundar con vísceras rituales el
zaguán del paraíso:
mito de la palabra que subastáis con informática
de última generación.