lunes, 12 de octubre de 2009

DIBUJOS DE ARQUITECTURA Y ORNAMENTACIÓN DEL SIGLO XVIII



Los Diez Libros de Arquitectura de Vitruvio, en la edición de José Ortiz y Sanz (1787) que podemos ver en la exposición, se habían convertido en un soporte doctrinal de la tradición arquitectónica clasicista, según señala el comisario de la muestra, Delfín Rodríguez en el prólogo de 1987 a esta edición. Y en el primero de ellos, detallando la esencia de la arquitectura y los arquitectos señala, entre otras innúmeras cualidades, que éstos deben ser diestros en el dibujo para “trazar con elegancia las obras que se le ofrecieren” (Libro I, Capítulo I).

La arquitectura tiene, por tanto, su origen en una necesidad práctica y quizá por ello, los dibujos de arquitectura presentan un doble plano, por así decirlo, un aquí con la simbología descriptiva e inmediata de tal necesidad y un allá de futuro espacio distante e incierto en su construcción. El dibujo con su eficaz evidencia traduce mejor que la estructura del discurso verbal, con sus implicaciones conceptuales y semánticas, el curso de la visión, señalando el límite entre la necesidad y el deseo, entre el lugar y el espacio, un lugar para el desarrollo de las utilidades del comitente y la idea que conformará ese espacio. Incluso los dibujos sin finalidad práctica responderían a la ansiedad del arquitecto por delimitar el espacio, como las estampas de Piranesi transcurriendo entre el capricho y la nada.

El XVIII fue el siglo donde empezó a realizarse el Grand Tour, donde viajar era étimo de conocer y aunque entre los dibujos que en la exposición se nos presenta, podemos destacar los de Ventura Rodríguez, que no viajó a Roma, destino ineludible de esa nueva forma de mirar, Roma si estuvo en él, como podemos observar en esta exposición. Además reseñar los de José de Hermosilla, Juan de Villanueva o Silvestre Pérez que con sus estancias en Roma codifican, junto a aquél, los sistemas de representación de la arquitectura española, ajustándose al rigor de la medida y la escala. Extendiéndose esta regulación sistemática a la ordenación del territorio, a las obras públicas y equipamientos urbanos donde el dibujo es proyección ya de un afán de construcción de la ciudad y el territorio.