domingo, 3 de octubre de 2021

FRANCISCO CARO - EN DONDE RESISTIMOS

 

Por el título de este nuevo libro de poemas En donde resistimos, de Francisco Caro, podríamos pensar que el autor nos ofrece coordenadas de latitud y longitud para saber el lugar de esa resistencia. Aunque sabemos desde hace muchos libros que ese espacio se llama poesía y la longitud su largo alcance de evocación y significados; la latitud nos lleva al latín latus, estar al lado, cerca, que también es Latus, de ahí Caro que sea siempre alguien cercano, no solo en lo poético.

A Francisco Caro raramente le deshabita la poesía y aquí se disuelve en la obra, deja de ver los paisajes para escribírnoslos. En Moguer se inicia la topografía de la acción poética en la que el sujeto lírico aparece plural (¿de sed?), autobiográfico, inscrito en una realidad empírica, con la que dialoga y construye la intimidad de sus poemas. Entre sus versos quedan enredados amigos y poetas, con hallazgos líricos que hacen costumbre la proeza: “… para morir quisiera / un instante de abril en avaricia, / un lugar acordado //”.

María Zambrano una de estas poetas citadas en su obra nos dice: “¿Cuál era este poseer dulce e inquieto que calma y no basta? Sabemos que se llamó poesía y ¿Quién sabe si algún otro nombre borrado?” Zambrano habla en pasado, quizá porque la poesía se deja ver, se asoma y en cuanto se la trata de atrapar, ya se ha ido a otra lejanía donde perseguirla de nuevo. Así Francisco Caro nos da testimonio de ese cuerpo en fuga, los lugares y la piel por donde la persigue. Observa el vivir, feliz con la cosecha mira la realidad del mundo para redescubrirla.

En donde resistimos se inicia y acaba con plurales. Empieza paradójicamente regresando “Volvemos de Moguer” con la casa de Zenobia y Juan Ramón como excusa y termina con el gran poema “Dos cómicos de Hopper”, del que hemos conocido alguna variante. El título de este poema de Caro hace referencia al último cuadro realizado de Edward Hopper, donde le vemos junto a su esposa Jo (Josephine Nivison), disfrazados ambos de comediantes en despedida teatral. Estuvieron juntos toda una vida, o mejor, dos vidas unidas por el afán del arte, como Francisco Caro y McBarri (también con el nombre apocopado), tanta vida juntos en ambición de versos que sin ella no serían: poesía del encuentro con el “don” del tiempo y de la gracia.