lunes, 11 de noviembre de 2013

Pensando en Cernuda


Ajeno el sol, se abisma al universo
por el precipicio que persigue al horizonte,
nos deja una tierra plana a la vista.
Tras el vuelo de colores, queda luz de mármol,
paz de cenizas con brillo en fuga y desaliento.
Otra vez mañana tendremos que reinventar
la esfera de los planetas, el mar sin las fieras,
restañar las médulas de la Historia.

Todo peleando con mi vivir,
inquieta brújula de azar,
nortea siempre soledad,
certeros cimientos en casas de aire
en tu alma desdoblada:
un esperándome ya muerto.

Pero esta noche
permitidme ser viento y no ala,
ser poesía,
sin versos prisioneros
en esperanzados amores.
Dejadme contemplar la luz sin nombre
en la campa de estrellas
su libertad nos alumbra deseos,
lejos de este país,
de tan extensa patria en los destierros.

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